Consejería familiar
Todo el mundo se siente deprimido de vez en cuando, por lo que no siempre es fácil saber cuándo es parte integral de la vida diaria y cuándo es el momento de buscar ayuda. En la mayoría de los casos, es a corto plazo y autocorregible, pero para una minoría significativa este no es el
caso. Para esas personas, es importante buscar tratamiento como lo haría con cualquier otra condición de salud. Aquí discutimos seis señales de advertencia que, juntas, podrían indicar que es hora de buscar ayuda profesional.
¿Cuáles son las señales?
Se ha sentido deprimido o irritable la mayor parte del día, todos los días durante dos semanas o más. Es posible que se haya encontrado preocupado por eventos pasados o futuros durante largos períodos de tiempo, o simplemente sintiéndose triste, enfadado o lloroso. A veces es difícil reconocer un cambio gradual: ¿otros han notado que no pareces ser tu yo habitual?
Ha perdido interés en las actividades que solía disfrutar. Quizás ha estado viendo menos a sus amigos o familiares recientemente, ha dejado de ir al gimnasio o de cocinar comidas balanceadas. En realidad, se trata de reconocer los cambios en lo que es normal para usted: nadie dice que tenga que hacer ejercicio cinco veces por semana o comer verduras, pero los cambios en su rutina pueden ofrecer indicaciones concretas de que su estado de ánimo está cambiando.
Estás luchando por concentrarte. Puede notar que le cuesta concentrarse cuando lee o mira televisión, por ejemplo, o para seguir el hilo de una conversación hablada. Esto podría afectar su desempeño en el trabajo o limitar su capacidad para realizar tareas de rutina, como comprar alimentos. Una vez más, buscamos un cambio en lo que es normal para usted, por lo que si la concentración siempre ha sido algo que le resulta complicado, hay pocos motivos de preocupación.
En tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido sobre la vida: continúa.
– Robert Frost
La depresión, como muchas afecciones de salud mental, sigue “la regla de los tercios”: un tercio de los pacientes se recuperará por completo, un tercio responderá parcialmente al tratamiento y un tercio no se beneficiará en absoluto del tratamiento. Su edad, la duración de sus síntomas, tener antecedentes familiares de depresión y dificultades de salud física o mental concurrentes pueden afectar su pronóstico. Algunos investigadores creen que hay evidencia de un efecto de “cicatrización”, donde la probabilidad de sufrir una recaída en la depresión aumenta con la cantidad de episodios que ya ha tenido. También existe un mayor riesgo de suicidio asociado con la depresión severa.